“Me interesa explorar los confines y el más allá, cuestionar lo real trabajando su doble. Los medios disponibles son múltiples, me sirvo de sus diferentes posibilidades para encausar mis pesquisas y compartirlas una vez terminadas.
Así la Pintura, la Fotografía, la Escritura y el Vídeo acompañan mi trabajo como corpus creativo donde se evidencia un eterno cuestionamiento sobre la dualidad”.
Nelson es de esos autores que consagra la palabra a la litúrgica del lenguaje aproximando la imagen poética al cuerpo y sus aguas de mar: su poética crea experiencias con el lenguaje que procuran adentrarse en los paisajes del yo y sus escenarios más íntimos, buscando esa utopía anhelante y febril de la expresión propia. Su poesía, sin sobrecargas ni excesos consabidos, dialoga con los detalles del alma, aquellas particularidades que leemos en una mirada, una sonrisa o unas sábanas húmedas, una voz cual estertor en la discreción de la última hora. Leer a Nelson es escuchar la sutil y cálida forma de palpar la exaltación. —Claudio Troisemme.
Momentos
Envuelto en el vapor salado
de mi sudor anciano
he sentido la pesadumbre
de las determinaciones vagas
Convulsionantes ondas
han flexionado mi cuerpo
mientras el sonido quejumbroso
de las penas ocultas
ensordecía el silencio
Han pasado ante mis ojos
vaciados por el tiempo
muchas formas…
Quizás…¿Muchos rostros?
He sentido la nostalgia
de las pieles frescas
y experimentado una vez más
las sonrisas pueriles e inocentes
He perdido por momentos
los puntos cardinales
Me he sentido alumbrado sin placenta
No he gritado
No he encontrado nada nuevo
Pero al abrir los ojos
me he aferrado firme a los vacíos
e inventado una esperanza nueva.
Extraído de “Boca de tiempo roto”, (2005). Editorial Letra Gráfica.
El abismo de tus ojos
a Christian.
El abismo de tus ojos
no es tormenta en el espejo
no es naufragio
El abismo de tus ojos
es ventanas y palabras al viento
Es lienzo negro brillo de luna
encierro de caballos encendidos
rectángulo de cosas ciertas
Es grito de árboles cortados
Grito y esplendor
que incendiarían las sombras
Me pierdo por ese desliz del universo
imaginando una Danza de la Muerte
La Muerte y el Fuego
cenizas que se lleva el río
Cruje una cuna de madera
sin querer salvar el equilibrio
del mundo.
Extraído de “Sólo quedan las palabras”, (2009). Isla Negra Editores.
Tu cuerpo y el mar
El marel inmenso mar que lame
la orilla con sonido de piedras
saltando en espuma blanca
Tu cuerpo tendido tu cuerpo
piel de ángel
Esa línea de tu cuerpo que sigue
tus contornos en la sábana
es como la orilla con sus sonidos
de piedras
Extraído de “Sólo quedan las palabras”, (2009). Isla Negra Editores.
Ciudad
De dulce ron ambarino
embriagados
nos sumergimos en las noches
del olvido
Creamos jardines de palabras
nos miramos tocándonos
Olvidamos que antes
del encuentro
las calles oscuras hacían de nosotros
trémulos transeúntes
quizá espeluznados seres
En esta ciudad, como en otras
cuando estamos de juerga
del mundo perdemos la memoria
El ladrar de los perros
no hiere la noche
Los silbidos se responden
Y nosotros hablando
Mi mirada se pierde
en torbellinos momentáneos
captando iras o deseos
En la puerta del bar
más de una cadera marca
el ritmo
y yo imagino íntimos sudores
que me harían sucumbir
como en los sueños
Desfogar con las palabras
es juego de lenguas
de dragones
Seamos dragos los poetas
desencovemos las perlas
del idioma
aunque matemos con ellas
las estrellas fugaces
y los vientos
No olvidemos el amor
Osemos su comercio y entredichos
Gocémosle con ansias y despojo
Gritemos al decir sus entresijos
abandonándonos por curvas
y meandros
Tengo hambre de lenguas
que sorprendan, que estremezcan
que enfronten esta alma y este cuerpo
que leyéndolas las bese con derroche
abandonándome al placer
de lo antes dicho
Pero la noche termina con la riña
Un herido en la esquina
Una mujer grita.
Extraído de “Ese rumor de mar”, (2018). Ediciones Cielonaranja.
El texto
¿Quién podría decirme si ese árbol robusto será nube gris llevada por los vientos?
Las mentiras se piensan, se escriben,
se expanden con rumores que ocupan los vacíos convirtiendo las palabras en bastión de dudas, en baluarte de sueños
Los que desdicen del rayo que lo acuesta herido, conmiseran pensándose del grupo
ignorando el picor de la humareda, las audacias que consignan los temores de infancia a lugares de olvido
Me interesan tanto la caída como el grito
la brusquedad del derrumbe, el temblor producido al desplomarse, la memoria que acarrea.
¿Quién podría decirme…?
Fulminado, aquel árbol frondoso será nube y restos de madera calcinada
testimonios del relámpago, del trueno
personajes soberbios del ensueño
Me vivo vegetal en este escrito, mineral si lo prefieres poco importa,
lo que digo me concierne, es un retozo, un juguetear con el teclado,
un mirar hacia lo lejos que es esbozo y ahora me cuestiono si este hurgar de palabras
es un recuento o un afán, una búsqueda de lauros, solo eso.
El texto es lo que queda, no las lides.
Extraído de la antología“Nueva Poesía latinoamericana”, (2020). Editorial Sinlicencia.
El temblor
Me siento como la tierra que tiembla
amenazante, trayendo consigo primero
el rumor y luego el ruido de ese magma
que se agita y rompe sus entrañas, en
esas cuevas del mundo que son vientre
convulso, matriz pariendo el miedo en
la espera de cada sacudida, de una
posible muerte, inesperada y súbita
Me siento como la tierra que tiembla
haciéndonos buscar a Dios por todas
partes, olvidar lo celeste, considerar lo
telúrico como fuente de vida
Hay dragones que cautivan las almas
como otrora en los cuentos se
cautivaban princesas, pálidas y tristes
Dragones rugientes
Destello de flamas, hálito caliente
corazón que palpita defendiendo la
entrada de los nichos de amor
Pero…
¿De dónde viene ese ruido que nos ata
a los centros de una tierra que se
olvida del cielo?
En los mitos que me invento dos
cuerpos al rozarse se convierten en
tierra devastada por incendios
Las pieles han sudado los duendes de
lujuria que nos han penetrado, han
sudado los perfumes retenidos
invadiendo los lugares con olores de
fiesta
Ese encuentro de los cuerpos hace
temblar la tierra provocando
vendavales con polvo de desiertos
lejanos
Nuestros cuerpos hacen temblar
el mundo
Cuando cerramos los párpados
nuestras almas chillan, como pájaros
que emigran hacia el sur cuando llega
el invierno
Nuestras almas dejan atrás lugares
conocidos pareciendo copular con
tantos seres como gritos perdidos en
este juego de lenguas, manos y caderas
en trance
Cuando abrimos los ojos una cortina de
humo arropa nuestros cuerpos presas
de placeres sensuales
En este incendio, nuestros cuerpos
emergen de la tierra como dioses
paganos que al gozar, se erigen como
sexos de piedra, como poteau mitan
como torres de memoria
Somos un puñado de ceniza abandonado
al viento.
Extraído de “Soy el Leife , el Pájaro Malo”, (2003) Erizo Editorial, (2017) Ediciones Cielonaranja.
Nelson Ricart-Guerrero
(Santo Domingo, 1953).
Artista plástico, escritor, traductor y editor. Vive y trabaja en París. A partir de los años 70 colabora con suplementos literarios (El Caribe, Artes y Letras del Listin Diario, Palotes de ¡Ahora!) e igualmente con instituciones culturales y universitarias.
Libros publicados:
“Boca de tiempo roto”
(Editorial Letra Gráfica, 2005).
“Sólo quedan las palabras”
(Isla Negra editores, 2009).
“Soy el Leife, el Pájaro Malo”
(Erizo Editorial, 2013 / Ediciones Cielonaranja 2017).
“La luna o los ritos del amor” (CD)
(Producciones Los Mafus, 2015).
“Sueños en Misterio”
(Isla Negra Editores, 2015).
“El encierro”
(Soul, 2016).
“Ese rumor de Mar”
(Ediciones Cielonaranja 2018).
“La escalera”
(en colaboración con el Laboratorio del Actor, 2019).
Antologías:
“Solo para locos de Lourdes Batista”
(Solo para Locos Inc. Publishers, 2018).
“Retrato Íntimo de Poetas Dominicanos de Yolanda Hernández y César Sánchez Beras”
(Tainos Editores, 2019).
“Nueva Poesía Lationamericana de Julio Rivero”
(Editorial Sinlicencia, 2020).
No hay comentarios: