Ocho poemas de Natacha Batlle

Ocho poemas de Natacha Batlle

Natacha mezcla la ficción y la realidad, lo profundo y lo banal, el hartazgo y el deseo: una constante insinuación de las convulsas dualidades vitales que la atraviesan. En su imaginario poético se entrecruzan aquellas imágenes diarias reinterpretadas por la mirada ubicua que entresaca de lo cotidiano perlas preciosas, indagando con impetuosa necesidad el envés de las palabras.

Sus textos evocan volcánicamente tránsitos comunes, haciendo que una noche en el parque Duarte se vuelva una excusa para armar palacios de la destrucción: no escatima en gastos, pero selecciona sabiamente sus expresiones para crear narrativas épicas en donde la noche común, la de siempre, es eternizada en la memoria como una Odisea local. —Claudio Troisemme.

Aquí compartimos una selección de ocho poemas inéditos que Natacha amablemente comparte con nosotros.


Canina

Caminar por la vida como un perro
como un ojo de perro
o colgada a la cola del perro
aullar y atravesar la elipsis de un salto y otro salto
por eso voy canina entre las sombras
olisqueando los huesos de la muerte en las esquinas
voy a cuatro patas
con las orejas atentas a canciones de media luna
y sí
muchas veces confunden mi cansancio con derrota
el sueño aparente bajo una hoja de zinc
o el banco del parque
pero pocos saben cómo yo
apagar el día con el rabo
mucho menos enterrar los colmillos en la carne del agua
corro como el perro que ha perdido su amo
como aquel que se avienta a atravesar a otro por la espalda
desfilo la vida dejando las huellas de mis patas
mi nombre de perro
y hasta el apellido de perro
cruzo por ella
porque la sed ya no cabe en la lengua
ni el la hoja
ni en esta noche tuerta.



Moribundos

Cada labio
Todo
es temblor húmedo
Sobre líneas que se cruzan.

Cada labio cala y calla
Sobre el arco de las ansias
Un labio no es otra cosa
Que una deidad a medio morir.



Desde el muelle

Las corrientes pasan de largo
Pasan
Como tantas cosas
Caen como tantas otras
Y un botón colgando de tu dedo
Amanece en otro espacio.
Quién fuera ojal
Sino otra estampa de leche
Polvoreando la nariz
Las corrientes son notas imberbes
espíritus enjaulados en saliva.
Una yema cae o se levanta
Y se acaba el mundo.
Ese dedo con botón y sin ojal
Tartamudeando en sus temblores
Parte el mar en dos
Jugando entre su pecho de alfileres
Un latido y otro latido
Morir a secas como río entre las algas.
Las corrientes pasan de largo
Y una ola y otra ola
Y una cabeza y toda otra
Siendo pájaro en otro pájaro.
Una corriente con los poros abiertos
Y otra con ellos cerrados
Con la llave colgada a mi lengua esquiva
Tritura sus recuerdos de letrina
En botellas parlantes
Que no han conocido el coraje en otros bares.
Todo pasa de largo si partes el mundo en dos
Si las mitades señalan al cielo
Mientras el infierno se cuela espeso
Qué pasaría si entre paredes
El silencio se vuelve rastrillo
Y siembra en tu espalda la venganza
Dos corrientes no son aires que pasan
Ni mujeres de dos monedas
Hay otras muertes que no caben en la carne
Y se echan a volar
Para dormir ebrias en otro banco.
Un filo y otro filo
Sacuden el aroma a sal mientras me ando
Y tú, qué vas a saber de mi mundo mudo
Si dejaste los granos desperdigados en el barco.



Nebulosa

El punto medio entre ruido y silencio
Es una lengua desconectada del alma.
Así una ola se eleva a tocar tu cielo
Mientras los kilómetros beben del mundo
Una respuesta maquillada
Pero yo
Que soy un obrero con ataques de niña
Me pregunto si hay alguna mano
Que sostenga el temblor de mi labio
Cuando la tierra se desploma.
He despertado alguna vez en una yagüa
deslizándome entre las venas del Caribe
Pero hay otro yo
crucificado
Con las palmas repletas de orificios
Por donde podrías acechar la noche de mi noche.
Si no hay hallazgo más tangible
Entre el puente de la nariz
Y la prosa que baila en el recuerdo
Decido lanzar otro beso al aire
Y algún temblor de mi labio cansado
Para medir en sabia prudencia
La carrera de yegua desbocada
En que se ha convertido mi sangre
Y tal vez
Acunes entre tus muslos mi mejilla ausente
Y yo podría escribir otras cosas y a otro ritmo
Introducir el gemido que duele y huele a palabra
Sin embargo
Te he soñado sin remedio
Y el punto medio del ruido y del silencio
Se ahoga en grietas entre cabeza y cuello
En libros y decadencia
En aquello que callamos
Por el miedo a sorprendernos
A izar la piel de madrugada
Y cantar
Himnos de cuerpos siendo verbos.
Entre el ruido y el silencio
Yo espero
Nebulosa.



Es otro el mar

Desde la ebriedad
Y ese sentir tan cíclico
Un loto es el pétalo de mi boca
Cayendo cuesta abajo o cuesta arriba
otra forma de ensamblar el recuerdo
alumbrar otros caminos
De zurcir otros vuelos sobre el mar que todo lo arma
O le borra
Así que desde este suspirar
Que aún lleva la sal inyectada bajo la dermis
Y desde este cabello que replica en el tambor
los latidos de algo más profundo
Los espasmos son regalos
Y el amatista un bálsamo
En medio de esta pausa
Que es tu medio y el mío
Las olas son respiros
Entre cavernas
Las trenzas son besos dibujados sobre pulpos hambrientos
La concha donde se ha mudado el mar
espera un milagro de vueltas enteras
donde la sombra es un pistilo envejecido
Donde el reggae dibuja en lo perverso
La cristalina sonrisa del niño
El abrazo a la nada
Y el poema con sabor a coco
Que ni el año nuevo
Disuelve entre venenos.
Esta espuma de espera
Esta costa de decir al adiós
Otra forma de encontrarnos
Cuando nadie sabe de sueños
Donde el rojo baila con el riso
Y el andar de tus piernas
Entonces es otro el mar
Y otros los grises que respiran bajo el pecho
Y es otra la mujer esperando otros misiles
Es otro el mundo y otro el tiempo
Otro rebaño de ratas hullendo entre las piedras
Es otra puerta que rueda
Y otra boca.



Madrugada

Esta última hora ha manchado la almohada
La cúspide de borrar el aroma del café
Prendiendo un cigarrillo.
Recuerdo haber visto par de ratas
Dibujándome los ojos.
Hace tresciento ochenta minutos
Dejé de ser mujer
Y guardé mi sexo en una fosa.
A estas alturas
Mi cuerpo ha servido de alfombra
A todas las sombras del suicidio
Pensé de pronto cuán hermoso resulta unas uñas embadurnadas de sangre
Dejé la bilis para un momento más ajeno
En ese retumbar de la guagüita comprando hierro viejo
La amargura
A veces me recuerda la hebilla de mi padre
Pero hay nudillos más fuertes tatuados en la esquina.
Son las cuatro y cuarenta
Y no importa a cuál extremo del día
Estas palabras se apeguen
Entre la Diecinueve y la Hostos
Hay también cuatro costillas
Sosteniendo un mar podrido
el pelo de una bruja que ha perdido su aquelarre.
Podría intentar asomar el alma
A mi propia muerte
Pero sé de tantos muertos que escriben en pastillas sus sueños más profundos
Resulta despiadado
Mear en los contenes
Si la noche vieja pasea en patrullas por el parque
El tiempo se hace sencillo o complejo cuando duermes
Pero hay tantos otros como yo
Al que su cuerpo les pesa
Desearía pensar que hay armas más nefastas
Que la esquina de una cama
el majón de un dedo
O la pérdida de recuerdos
Sin embargo
El mar desfila sus enaguas en mi palma
Y no hay "cuartos" o condones
Ni bachata en el colmado
A esta hora
Nada hay abierto
Más el Billini cuenta historias en la acera
Pero qué vas a saber de sus palabras
Porque a esta hora
Estás durmiendo.



Viernes cimarrón

Este no es un viernes cualquiera
Ni siquiera un asomo de viernes
Parecido a lunes auto multiplicado
No es un ombligo de semana
Que todo lo traga
Pero
Este viernes resulta muy grande
Dios duerme profundo en su costado
Los portales se hayan semiabiertos
Y hoy casi atropello a una señora
Que decidió volar la avenida
En casi pleno elevado.
Dónde están los AMETmaos?
Es la una de la tarde
Y aún no se me ha ido de la cabeza
la imagen de tostón
Si hubiera atropellado a la vieja esa.
Este viernes sigue patinando
Como las gomas gastadas de mi Cuquita
Y se consume como un cirio negro
Abrazado por tres ramas de Canela
La pata de un maco
Y algunas piedrecitas vomitadas por un río.
Tiembla el once-once en mi cabeza
Y desde mi silla-patín
Odín observa el quiebre del tiempo con sus aves negras.
Desde abajo
Veo un montón de libros sacar de entre sus fauces
Mis entrañas.
Lo dije
Este no es viernes cualquiera
Ni siquiera por ser viernes trece
Ni que las brujas se hayan ido al sur
A dar mantenimiento a sus escobas.
En la memoria
la vieja loca sigue como un tostón
Y mi Cuquita, salpicada de sangre bendita (o maldita)
Paralizada
Con tres motoconchos pegados como postalitas,
O la guagua que me dio durísimo (por atrás)
Me recuerdan las orgías de la Grecia antigua
Sólo que versión Máximo Gómez con Ovando.
Tal vez si hubiera sido otro el cuerpo
Este poema hubiera acelerado durísimo
Llevándose al diablo a toda marcha.
Tres guineos por diez pesos
Retumba en mi cabeza
Mientras el amet revisa el WhatsApp
Y el semáforo cambia
Para que la vida siga jodiendo un poco más
Esta bomba azul
En que se ha vuelto mi Cuquita
Cada vez que me asomó a mi trabajo.



Pies de botella rota

Esta botella que es mi cuerpo
Remendada a soledades
palpita en la herida
Flota bajo sangre
Y su llama de iris sin remedio.
Su piel
hiriente como la frente del otro
Es una palabra leve que abre el ojo de la tierra.
Siento que siembro pedazos de luna en cada poro
Y con ellos
Una canción aúlla cebollas tras los párpados
Sobre esta vertiente inútil
Que juega a desvivirse en los mandiles
De esas negras que son menos negras
Que un caldero de freír en cualquier esquina
Así caigo
Como un ejercicio suicida
Multiplicando por segundos
La torpeza de encerrar en un cuaderno el vuelo del alma.
Este que es mi cuerpo absolutamente contrariado
Con pies de botella rota
arrastra el corazón
permite un pobre latido con cada dedo que se encorva.
La rodilla sepultada en el libro
Doblada como la hoja
Aguarda mis brazos de vidrio
Mi rostro de vidrio
Y una cascada de vidrio
Que vista de desnudez
Este ser al que todo le estorba.



Natacha M. Batlle Santana (Hato Mayor del Rey, 1984). Publicista, artista plástica, editora y creadora de Colecciones Colibrí, Vetas de Fuego y Germinar sobre el Asfalto. Ganadora de premios en las categorías de poesía y cuento a nivel regional y nacional en 2013 y 2016. Ganadora del concurso de Poesía Joven de la Feria del Libro 2017 y del premio único de Poesía "Pedro Mir" de Funglode 2018 (a propósito de este último, fue invitada a representar la poesía Dominicana en la Feria del Libro de Gotemburgo, Suecia en 2019). Libros publicados:
“Bajo La Piel de la Aguja” (Ediciones Rumbo Este. Editora Nacional , 2013).
“Inerte sobre la Gota”, (Premio de Poesía Joven de la Feria Internacional del Libro 2017) (Editora Nacional, 2018).
“La muerte en cuatro, otra vez la muerte”, (Premio FUNGLODE de Poesía Pedro Mir 2018) (Editorial FUNGLODE, 2019).
“Febrero ya no Existe” (Ediciones Amargord, 2020).

FACEBOOK TWITTER TUMBLR PINTEREST

No hay comentarios:

Con la tecnología de Blogger.