Ricardo M. Delmonte Espaillat

Ricardo M. Delmonte Espaillat

Ricardo M. Delmonte Espaillat (Santo Domingo, 1959). “Nacido y criado católico, sin impedimentos para incursionar en la espiritualidad universal. Ingeniero civil y licenciado en derecho. Lúdico lector de vocación y pasión, escritor tardío, atado al clasicismo de la métrica tradicional y convencional. La poesía siempre fue «amor escondido entendiendo que el fondo puede venir en cualquier forma, y ya que el verso clásico nos es familiar, seguiremos con el molde, solo cambiaremos la sustancia. Mi dramaturgia existencial habría que descubrirla en lo que escribo, es cuánto, gracias»”. Libros publicados:
“Alucinaciones Teológicas” (Editorial Santuario, 2020).

Ricardo participó de la convocatoria abierta al público del Reto Poético de Frasco de Paisaje, de la plataforma cultural Moñohecho. Aquí compartimos los poemas suyos correspondientes a la versión del reto celebrada en el 2020.

Para conocer más detalles sobre qué es el Reto Poético, entra en este enlace.


RETO POÉTICO

01

Frente a Catedral señala,
Con su dedo auscultador,
Esa estatua que engalana
La imagen del descubridor.

Espera aquella venganza,
Que vendrá del lado izquierdo,
De aquel indio que con lanza,
Lo borrara del recuerdo.

Palomas harán areito,
Mientras bebemos café,
Sera como hacer un rito,
Al cacique Guarionex.

Todo seguirá igual,
Llegarán nuevos turistas,
Aquel indio que inmortal,
Será portada en revistas.

En catedral majestuosa,
Las Casas y Montesinos,
Con sus lenguas impetuosas,
Serán nuevos inquilinos.

Caminaré los domingos,
Hasta aquella nueva estatua,
Para ver como distingo,
Si una lágrima destaca.

02

No es la puerta de Alcalá,
Pero es entrada de gloria,
Que viene del más allá,
A recobrar su memoria.

Nació negando al inglés,
Peleando como español,
También peleó con francés,
Renegando del creol.

Parió a “DOMINICANOS”,
Desde entrañas de la historia,
Nacieron trabuco en mano,
Gritando aquella victoria.

Por ella pasan mendigos,
Poderosos e ilustrados,
Y todos traen consigo,
Lo que Duarte habrá soñado.

Trajo de otra dimensión,
Seres bien iluminados,
Que pusieron corazón,
En este su principado.

Si entras por esa puerta,
Te conviertes en patriota,
Con sus alas siempre abiertas,
Ella te acoge y conforta.

03

Círculo muy horizontal,
Donde flota la bandera,
Casi perpendicular,
Cual una hermosa quimera.

Con grama santificada,
Por las huellas de pontífice,
Donde fue muy protestada,
La trama de algún artífice.

La junta central y el guardia,
Ponen razón o trabuco,
En esa redonda patria,
Pues todavía hay canutos.

En el cielo un pabellón,
Como sueño de azul sangre,
De nobleza y de pasión,
Con libertad cual estambre.

Veintisiete de febrero,
Y luego con Luperón,
Expulsaron del terreno,
Al castizo y al invasor.

Un monumento de tela
Sudario de los valientes
Que ofrendaron sin cautela,
Sus vidas ya relucientes.

04

Vamos enterrando el tiempo,
En caravanas mortuorias,
Las ruedas giran muy lento,
Vida se hace ambulatoria.

Relojes que huelen a muertos,
Miles de horas ya podridas,
Dejando salir sus vientos,
En humaredas perdidas.

Los atascos son distancias,
Que duermen como difuntos,
En asfalto y en estancias,
Veladas por los segundos.

Llegar a tiempo es hazaña,
Solo para los fantoches,
Hay que salir con lagañas,
Y regresar muy de noche.

Bastardo hijo del progreso,
Concebido en borrachera,
Que nos lleva de regreso,
A caballos y rancheras.

Invaden Santo Domingo,
Toyota, Ford y Ssangyoung,
Por ahora no distingo,
Cuando se acaba el tapón.

05

Las brisas motorizadas,
Impulsadas por salitre,
Sobre canas erizadas,
Sin que nadie las arbitre.

Trinchera de amaneceres,
Donde se esconden amantes,
A dispararse quereres,
Con sus balas de diamantes.

Altar de aquel sacrificio,
Que nos quitó el bicornio,
Y entramos por un resquicio,
En un nuevo capricornio.

Serpiente de carnavales,
De colmillos endiablados,
Bailarines de atabales,
Todos de brea pintados.

Sus botas uniformadas,
Que cargan sables e insignias,
Flotando engalanadas,
Ya nos cuidan de ignominias.

Ese malecón de encanto,
Vecino del mar caribe,
Que con risas y con llantos,
Es donde Quisqueya vive.

06

Son los templos “romocéntricos”,
Que con rituales etílicos,
Exorcizan a frenéticos,
A inconformes, y a críticos.

Con libación tropical,
Desembuchan sus azares,
Como pus existencial,
Aliviando sus pesares.

Música y conversaciones,
Con deportes y política,
Dominó con discusiones,
O cháchara apocalíptica.

Con merengue y con bachata,
Con perreo y reguetón,
Después de primeras chatas,
Terminas en vacilón.

Ya no son para comida,
Que vulgar e irrespetuosa,
Solo ritos de bebida,
Por ser mas espirituosas.

Con sus riñas y alegrías,
Es cual un confesionario,
En la social entropía,
Del humano calendario.

07

Dos sillas en equilibrio,
Sobre filo de dos ruedas,
Que se mueve como anfibio,
Por calles y por aceras.

Como caballo brioso,
Haciendo muchas loqueras,
Va motoconcho furioso,
Llevando gente cualquiera.
Cual vaquero sorteando,
Los grandes toros salvajes,
Que escarbando y resoplando,
Chocan su carnal blindaje.

Con sus maniobras de cine,
Se filtran por intersticios,
De aquel “tránsito sublime”,
Con imprudentes desquicios.

Dejaron tierra y machetes,
Los burros y los caballos,
Pa’ buscar los pesos fuertes,
En el urbano calvario.

Ya son parte del paisaje,
De nuestra ciudad querida,
Pues ya hicieron el pasaje,
Desde trillo hasta avenida.

08

Se murió muy enamorado,
Llegando de la Cantabria,
Aquel Cuegle trastornado,
Dejó tres ojos en Babia.

Solos quedaron llorando,
Y formaron esos charcos,
Dos lo oscuro van mirando,
Y el otro observando astros.

En cavernas hechizadas,
Cual de tiempos, cementerio,
Con venas carbonatadas,
Que van formando misterios.

En medio ciudad rebelde,
Muy febril y arquitectónica,
A todos ya nos sorprende,
Su postura catatónica.

Es un viaje geológico,
De magia para sentidos,
Que nos lleva a lo ontológico,
Cual silencioso testigo.

En la urbe, es como ventana,
Abierta a otra dimensión,
Para de ayer y mañana,
Hacer una reflexión.

09

Ambulantes vendedores,
Que buscan la bendición,
De pesos aliviadores,
Del hambre y su maldición.

Como plaga de langostas,
Devorando las demandas,
Te venden desde mascotas,
Hasta camisas sin mangas.

Secuestran las luces rojas,
Las calles y las aceras,
Rescates por sus congojas,
Están pidiendo de veras.

Los frío-frío y coqueros,
El maíz y las frituras,
Dulceros y plataneros,
Yanikeke y raspaduras.

Empresas de la estrechez,
Para aquellos rezagados,
En la dura sordidez,
De los que son agraciados.

Creativos e ingeniosos,
Voces de nuestro candor,
Con espíritus briosos,
Son estampas del folklor.

10

De la Ciénaga al Millón,
De Piantini a Capotillo,
Todos tienen la ilusión,
De vivir en sus castillos.

Casas grandes y chiquitas,
Escuelas y colmadones,
Iglesias y capillitas,
Aceras con tropezones.

Hay dementes y bullosos,
Hay devotos e izquierdistas,
Hay vagos y respetuosos,
Hay aguiluchos y liceístas.

Los de pobres son distintos,
Con personajes extraños,
Con papeles variopintos,
En teatros de rebaños,

Las verjas y los portones,
Esconden cual un misterio,
En barrios de jorocones,
A la gente en cautiverio.

Todo barrio por su historia,
Aún el más realengo,
Cree así tener la gloria,
De su social abolengo.

11

Cual aguja puntiaguda,
Que vino a tatuar con sangre,
A ciudad llena de viudas,
Su nombre de terror y fiambre.

Con mariposas pintadas,
Ahora borra su afrenta,
Pues con ellas retratadas,
A patricias hace ofrenda.

Apuntando hacia los cielos,
Cual lanza en suelo clavada,
Es memoria de aquel celo,
De una PATRIA enamorada.

Con MINERVA como diosa,
Conmemora aquel santuario,
Donde aquella cabra odiosa,
Pagó criminal prontuario.

MARÍA con su rosario,
Dejó a TERESA un día, Celebrando en calendario,
Con héroe la osadía.

Cual hito de libertad,
Mar y suelo lo rodean,
Con trinitaria hermandad,
Ellas tres, allí ondean.

12

Sendero anti-peatones,
Espacio opuesto a terceros,
Camino con obstrucciones,
Local para buhoneros.

Dominó, romo y bachata,
Bloques, arena y cemento,
Escombros, alguna mata,
De basura un monumento.

Viralatas en calores,
Dormitorio pa’ dementes,
Camiones, carros, motores,
Parece, no son pa’ gente.

Demoler y remozar,
Liturgia de funcionarios,
Negocio a politizar,
En temas presupuestarios.

Imposible caminar,
Si no eres el hombre araña,
Porque puedes tropezar,
Hasta con una montaña.

La acera es terreno virgen,
Está para ser violado,
En políticas y urdimbres,
Santo Domingo es primado.

13

Colgando de la historia,
Volando sobre un río,
Remontando las memorias,
Uniendo los albedríos.

Escenario de un abril,
De fusiles encontrados,
Con hermanos que al batir,
Se quedaron desangrados.

Metal que une dos ciudades,
Aorta circulatoria,
Glóbulos existenciales,
En su diaria migratoria.

Testigo de verdes lilas,
Que van en viaje de mar,
Lo cruzan negras pupilas,
Que no se cansan de amar.

Para algunos es salida,
Para otros será entrada,
Para pobres es guarida,
Para ejército avanzada.

Es puente de libertad,
De primada, estandarte,
Su nombre es de majestad,
Se llama Juan Pablo Duarte.

14

Con esta cruz de hormigón,
El “Pensador” reflexiona,
En taíno corazón,
Que con ella decepciona.
Como regio monumento,
Al brumoso personaje,
Se quedará sin sustento,
Con los nuevos oleajes.

Estática nave anclada,
Cual naufragio de lo eterno,
De tres razas amarradas,
En las mareas del invierno

Fría roca y mausoleo,
Con los huesos de la hazaña,
Como piezas de museo,
De América y sus entrañas.

Asombro del extranjero,
Ante la grandiosidad,
Del monolito señero,
En la primada ciudad.

A pesar de aquel conjuro,
Que carga sobre su historia
Para la fe es un escudo,
Con su luz repican gloria.

15

Templo de la democracia,
Con su liturgia de estado,
Recetario de farmacia,
Para pueblo embarazado

Pariendo resoluciones,
Decretos y reglamentos,
Más, nunca revoluciones,
Pues contra el, son los intentos.

Con la “silla de alfileres”,
Pa’ torturar incumbentes,
Dando muy pocos placeres,
Aunque alguno así lo piense.

Es símbolo de un poder,
Que realmente no tiene,
Pues no puede complacer,
A todos los que conviene.

Pero es un bello palacio,
Con salones y jardines,
Con volúmenes y espacios,
Pa’ política y jazmines.

Muy vistoso y deslumbrante,
De ciudad un hijo cierto,
Monumento itinerante,
De la historia y sus entuertos.

16

Caminando por las calles,
Veo, sonrisas y abrazos,
Pinceladas y detalles,
En todo, amorosos lazos.

Cual fábrica de inocencia,
Creamos los sortilegios,
Desconfiamos de la ciencia,
Pues trabajo es sacrilegio.

Pero hay siempre algarabía,
Pedilones hacen drama,
Vendedores, picardías,
Comprador pide rebaja.

Un cualquiera se te acerca,
Cualquiera te pide un peso,
Cualquiera también conversa,
Cualquiera te planta un beso.

Dominicana alegría,
Escena de playa y sol,
Con típica gritería,
Como de aves el clamor.

Que me siento en un guateque,
Con merengue va sonando,
Alguien me ofrece yanikekes,
Lo alegre me esta llamando.

17

Escenario colonial,
Con Paredes silenciosas,
Que han visto representar,
Dramaturgia caprichosa.

Con calles y monumentos,
Como restos inmortales,
De teatrales momentos,
De la historia y sus anales.

Personajes de abolengo,
De todo aquel santoral,
Ocuparon aposentos,
Con el linaje imperial.

En sus bares y tabernas,
Con añejas tradiciones,
Las noches lucen eternas,
Pa’ bohemias libaciones.

Calles con rumbo al pasado,
Cruzando por el presente,
Te dejan hipnotizado,
Viendo espectros cual vidente.

En el alma de sus piedras,
Hay espíritus atrapados,
Buscan sol como las hiedras,
Para no ser olvidados.

18

Dios ha creado belleza,
De sí mismo el resplandor,
Y la ciudad a duquesa,
Cual si de ella, el vapor.

Es como la piel ya muerta,
O las heces mal olientes,
De sociedad descompuesta,
Con enfermedad silente.

Cual ofrenda al consumismo,
Con sus ritos desechables,
Con su sermón de espejismo,
Y sus ganancias contables.

Enfermizo sahumerio,
Con sus grises humaredas,
Venenoso cementerio,
Para verdes arboledas.

Con sucia arqueología,
Y retorcido concierto,
Regala patologías,
Cual sacrificio a los muertos.

Tan famoso estercolero,
Debe ser eliminado,
De esta ciudad que es lucero,
En nuestro terruño amado.

19

Vidas incomunicadas,
En panales de concreto,
Vegetan ensimismadas,
Con soledad cual libreto.

Privacidad relativa,
Con espacios comunes,
Usados en exclusiva,
Que a lo social te hace inmune.

Piedras y vidas mezcladas,
En grises vistas urbanas,
Con luces entrecruzadas,
Largo viaje desde canas.

Igualdad amurallada,
En ciudades de oropel,
Con las vistas encumbradas,
En las torres de babel.

Altares de convivencia,
Con ritos arquitectónicos,
Que buscan la conveniencia,
En gregarismos recónditos.

Anónimos estandartes,
Aéreas madrigueras,
De la urbe, escaparates,
Donde exhibe sus quimeras.

20

Con lineal formación,
Parecen duros soldados,
Para la oxigenación,
Sus ojos bien preparados.

Su trinchera es atacada,
Por los mil tubos de escape,
Que la tienen asfixiada,
Y ametrallan su follaje.

Incólumes y silentes,
Realizan su trabajo,
Hasta que algún inclemente,
Las derriba con un tajo.

Con el antropocentrismo,
Y machete desalmado,
Impusimos urbanismo,
De hormigón desarbolado.

Las caobas de la Churchill,
Son llamado espiritual,
Para ver lo verde y útil,
En este drama social.

Dando toque de alegría,
A la ciudad saturada,
Cuando el viento las mecía,
Soltaban sus carcajadas.

21

No es cementerio de paz,
Pues hay restos turbulentos,
Algunos que sin piedad,
Otros con resentimientos.

En los dramas libertarios,
En papeles encontrados,
Hay nobles y mercenarios,
Con obtusos e ilustrados.

Con Santana el dictador,
Ya duerme María Sánchez,
Para que su gran dolor,
Después de muerta se ensanche.

Con los berrinches humanos,
Corroyendo los silencios,
Lo histórico y lo mundano,
Necesitan los inciensos.

Con aquella flama eterna,
Iluminando el altar,
Tal vez una luz fraterna,
Los haga reconciliar.

En mausoleo solemne,
Descansa la vieja patria,
Así los nuevos se acuerden,
Que la tienen por su gracia.

22

Desde puerta libertaria,
Hasta parque de Colón,
Comercial y literaria,
Fue siempre por tradición.

En aquella cafetera,
Cual bastión republicano,
Con el Franco en la sesera,
Bebían café cubano.

Edificios deslumbrantes,
Con libros bajo escaleras,
Buhoneros ambulantes,
Con relojes y vidrieras.

Mercancía de primera,
Para gustos muy selectos,
Que los de gruesa cartera,
Ya pagaban al efecto.

Icónica heladería,
Yo recuerdo de chiquito,
Disfrutar la fantasía,
Del chocolate en palito.

Ya toda figura histórica,
Puso pie en su pavimento,
Por eso es tan anecdótica,
De la patria, un documento.

23

Respirar aquel verdor,
Caminar, correr, charlar,
Con la foresta y el calor,
De su ambiente tropical.

Cual oasis ecológico,
Con su urbana fotosíntesis,
Crea mundo fototrópico,
Como verde parasíntesis

Con los fantasmas indígenas,
Rumiando en los farallones,
Cual si fueron alienígenas,
Idos a otras dimensiones.

Ver el mar en lejanía,
Desde empedrada atalaya,
Hasta allá, llegó un día,
Desde su antigua muralla.

Con altas torres que miran,
Hacia el sur todo el paisaje,
Donde los vientos se arriman,
Trayendo fresco mensaje.

Descanso para pupilas,
En polis apretujada,
Páramo de clorofila,
Como reserva encantada.

24

Son cadáveres históricos,
Cual testigos de lugar,
De los tiempos hegemónicos,
Donde solían estar.

Los recuerdos destrozados,
De utilidad y de gloria,
Quedan así retratados,
Como una esquela mortuoria.

En sus piedras silenciosas,
Y en sus ruinas escondidas,
Viven musas caprichosas,
En la depresión sumidas.

Son sueños que se murieron,
Cuando todos despertaron,
Y otras ninfas sedujeron,
A los que luego soñaron.

Cuantos planes y alegrías,
Se tejieron en su entorno,
Para terminar un día,
En olvidos sin retorno.

Como dijo Salomé,
“La Atenas moderna fuiste”,
Ahora ruedas a mi pie,
De tu gloria te caíste.

25

La bola surcando el cielo,
Miles de ojos la persiguen,
Vuela cerca, cae al suelo,
¡Unos mueren, otros viven!

Con batazos y carreras,
Con chercha, romo y bachata,
Discusión entre las fieras,
La pelota es una lata.

Las graderías se arrebatan,
Si corredor llega al “home”,
Los aplausos se agigantan,
Si fue por un “home run”.

Euforia de ganadores,
Cual pasión alucinante,
Depresión de perdedores,
Que se van como rumiantes.

Van cantantes y políticos,
Orquestas y evangélicos,
Todos buscando lo idílico,
Con efectos psicodélicos.

Cual si fueran epopeyas,
Se viven las emociones,
En el Estadio Quisqueya,
Agrandando las pasiones.

26

Con acróbata colgando,
En busca de pasajeros,
Por las calles van volando,
Cual si carro para arquero.

Se detienen donde quiera,
Te rebasan por doquier,
En el asfalto son fieras,
Siempre tienen que correr.

Buscando los pasajeros,
Esos padres de familia,
Parecen ser guerrilleros,
Importados de Sicilia.

A vehículos de diez,
Pueden meterles cuarenta,
Aunque suban al revés,
Pues debe pagar la renta.

Se forman en sindicatos,
Para trabajar las rutas,
Con política hacen tratos,
Sacando jugo a la fruta.

Si ves una voladora,
Mejor échate pa’ un lado,
Porque con esas señoras,
Hay que andarse con cuidado.

27

Bautizando la ciudad,
En su fluvial escenario,
Con hechizo de humedad,
De la mar destinatario.

Miles viven en la orilla,
De sublime liquidez,
Navegando en sus barquillas,
Soñando con algún pez.

Sus lilas enamoradas,
De aquel verde cristalino,
Van flotando resignadas,
Al mar, su final destino.

Sus aguas, venidas del cielo,
Como lagrimas de amor,
Dan frescor y dan consuelo,
Cual un divino vapor.

Sangre de monte y sabana,
Con glóbulos quisqueyanos,
Que se van hacia el nirvana,
Resucitando en los llanos.

Va soñando renacer,
En aquellos cirros altos,
Para volver a caer,
Sobre los secos asfaltos.

28

Muros hechos de oración
Cual fortaleza y sustento,
De la cristiana pasión,
Que trajo el descubrimiento.

El primer piso sagrado,
Donde se hincan las consciencias,
Para redimir legados,
De sufrimiento y miseria.

Con su gótica silueta,
Y su fin trascendental,
Es cual recio apologeta,
De mensaje espiritual.

En los ecos de sus voces,
Vibración de caridad,
Se anuncian sutiles goces,
Del amor con santidad.

Piedras frías y amarillas,
Proponiendo reflexión,
Recibiendo camarillas,
Van buscando redención.

Como primada de América,
Cual primerísima luz,
Con aquella impronta ibérica,
Así nos llegó la cruz.

29

Cementerio en ciudad nueva,
Baronesa Juana Flores,
Tiene ilustres se comprueba,
Ricos y restauradores.

Es una ciudad silente,
Con ruido cual ilusión,
De lágrima remanente,
Por aquella extremaunción.

Los judíos y musulmanes,
Duermen junto a los católicos,
Se terminan los desmanes,
Pues ya no son antagónicos.

Los de abril allí durmiendo,
En fosa desconocida,
Se quedaron presintiendo,
Su revolución herida.

Poetas y profesores,
Anónimos y famosos,
Militares, confesores,
Todos de gloria celosos.

La historia del campo santo,
Es novela con actores,
Que con sable, pluma o canto,
Elevaron sus clamores.

30

Esta ciudad es un canto,
Cual un coro de cotorras,
Aquí no se quiere llanto,
Pues nuestra risa lo borra.

Aquí la gente saluda,
Observándote sonríen,
Cualquiera también te ayuda,
Pero gracias nunca piden.

Baile es lúdico ritual,
De sol y de algarabía
Es cultura tropical,
Es social alegoría.

Merengue, salsa y fusón,
Ron, dominó y sancocho,
Con bachata y vacilón,
Aquí de to’ se hace gozo.

Santo Domingo te cura,
De hechizos y maleficios,
Con su perpetua cultura,
De alegrías y bullicios.

Es ciudad color canela,
Con su cultura y razón,
A multitud de banderas,
Sigue abriendo el corazón.

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