Irina Candelaria Campos (Santo Domingo, 1998). “Nacida en Santo Domingo a finales de los 90s y criada en la novia del Atlántico, Puerto Plata. Me apasiona la literatura, la filosofía y el rock”.
Irina participó de la convocatoria abierta al público del Reto Poético de Frasco de Paisaje, de la plataforma cultural Moñohecho. Aquí compartimos los poemas suyos correspondientes a la versión del reto celebrada en el 2018.
Para conocer más detalles sobre qué es el Reto Poético, entra en este enlace.
RETO POÉTICO
Un pueblo llora con tambores y güira. Se deja llevar, va dando zancadas al lugar de su crucifixión. Aulla, gruñe y no muerde. Se bebe una Presidente bien fría y baila un merengue apambichao. Baña su lengua en cebada y sereno se entrega al lascivo beso de la muerte: El Romo.
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Todo el conjunto de ruidos es una composición indie a los dioses muertos de nuestros ancestros: escucho los incesantes motores pasar por la calle principal, los niños correteando por mí frente, una bachata de Anthony Santo gritando melancolías, mí vecina que vocea "muchacho er diache, que te ponga la ma'carilla". Allá afuera los tambores no dejan de sonar.
Una guerra de miradas con mascarillas en la cara. Armas oculares y bocas tapadas, los ojos disparan balas. Ya no se blasfema, se mira con odio a tu dios mientras le rezas. Hay murmullos que se suicidan a través de las telas que cubren los rostros. Egoísmo y dolor palpable en los aires de la ciudad, mezclas indecibles a voz alta. Confecionarios cerrados por falta de pecado. Un harén hecho trizas por un contagio.
"¡Le echa'n agua al Concón!" Vociferó mí vecino con desesperación.
Hay demasiado dolor en esta tierra para tan pocos placeres. Adiós, me iré a otra galaxia, donde los enfrentamientos sean a base de sexo y la muestra grupal de amor sean orgías a nivel galáctico. En los atracos se roban besos y no vidas; la única arma que debes llevar es un cucharón, por si alguien te brinda Concón.
Todo mí interior parece parte del tercer mundo. Hay guerras civiles, atracos de cordura, derrumbes catastróficos, venta de psicodélicos y violaciones a la ley. ¿Sería posible convertir a mí interior en primer mundo?
Bueno, depende de mí conciencia, ella está en una constante reelección.
El Rey Gusano
Cada día en mí tierra santa yacen recipientes huecos esperando a ser deglutidos. La putrefacción es mí don, el descomponer tu ego es mí pasión y mí trono son tus ojos. Una sociedad podrida va siendo guiada hacía mi, su ambición de ser parte de todo los hace parte de mí.
Etnia
Es abrumador creer que las pasiones son para dejarse ir y no para encontrarse.
¡En los montes se escuchan gritos, son los gemidos de los negros, es la colonización del latino!
Tu desnudez es ecuánime con la liberación, profanas la esclavitud con la exhibición de tus
pezones, tu afro rompe las cadenas; elide el dolor y ama descubrirse, ya no se castiga por no
tener rasgos finos, ahora se proclama como una divinidad.
¡En los montes se escuchan gritos, son los gemidos de los negros, es el gusto del latino!
Hay unas ramas con rostros arrugados y pelo de satén cubierta por estrellas, toda una constelación se recuesta en sus cabezas. Hay horas eternas donde no miro el cielo o siento la brisa fría de la noche estrellada, pero ella si me mira a mí y si me siente, nunca nadie pasa desapercibido. Los astros marchitos a lo lejos cantan, se confunden y extrañan; ya no será más la luna llena o el cielo oscuro, no seremos nunca, me digo con melancolía.
Hay silbidos fantasmas, hay una pila incesante de orgasmos reprimidos
En esa esquina de lujuria ya no está esa rubia de facciones fuertes y maquillaje despampanante
En La Colón no hay más piropos de mujeres que buscan otorgar placer a cambio de billetes marcados por el lívido
Los despliegues de testosterona y adrenalina ya no cruzan por la Avenida España
El hedonismo abandonó las calles nocturnas de mí país.
Buscando el amor de un alma desarraigada de zinc en zinc, brincando y chocando con las antenas hechas de tubos, que en vez de sincronizarme con lo que busco, me hacen perder la señal y ni el canal 5 se ve.
Escucho la vecina que vocea "zape gato" y llegué a la conclusión, que el paso inexorable del tiempo no me hará ser más querido por estos simples mortales, que el amor es un impulso sexual de mí yo animal y que lo que verdaderamente necesito, es una ratica que se deje atrapar.
"Deja de buscar la eternidad en un atardecer" me dije mientras caminaba de regreso a casa. La puesta de sol me invitaba a quedarme, me hacía propuestas decorosas mientras todo su alrededor se sonrojaba; yo, parada ahí, entre la seducción y el abandono, me despojé de la carga matutina, la entregué a su amante y juntos se sumergieron a las profundidades del mar Atlántico.
Mientras tanto, la noche me recibía con 5 orgasmos en cada estrella.
Los fantasma de mí desnudes andan zumbando por las playas de Puerto Plata, hay noches donde ellas se convierten en diosas y me entregan su placer
El mar me grita a olas curvadas que me sumerja en él.
La orilla se escucha como un grito de auxilio de su inmortalidad; oscilo entre peses y arrecifes, entre glorias efímeras y muertes rapaces. Ya les pertenezco a las señoritas apellido Mar.
Viernes 13
En este aquelarre no hay brujas comunes, dejamos las escobas y andamos en las calles, somos entes liberales, empoderadas y capaces. Nos vetimos de éxtasis en días de paz, armamos la guerra en momentos de desigualdad. Nos hacen llamar: "El aquelarre de las majestuosas, las olímpicas celestiales." En fechas como estas le cantamos a la luna, con ron y fogata; le decimos SÍ a la equidad y NO a la desigualdad.
El rose extasiado de tu mirada en mí piel, me hace temblar al compás de las libélulas que se convierten en guerra encima de mí lengua. Bañanada en lujurias y virginidades, me adentro al deseo plural que azota mi tumba, mi carne y mi voz; debajo de ese ocaso que se adueña de mi mortalidad: me confieso fuego y tierra, ciudad y huella, humana y diosa, pezón y sangre.
Augurio
Ando solitaria, con el camino desgarrándome el cuello, con el pelo lleno de cenizas y la mirada cargada de esqueletos. Voy pisando los sueños que se agarran de mis pasos, pero el sarcófago de mi luto se adueña de ellos. La saliva de la cordura se crucifica en un suicidio. Mi voz ha muerto en el delirio de la realidad.
La luna riega pecado a una noche que se deja guiar por árboles golosos que huelen a lujuria y azufre. Estrellas pecaminosas cantan gemidos a mi sangre; las bachatas se convierten en orgasmos bajo tus labios de pájaro azúl. Las raíces son signos de perversión detrás de un trabucazo de libertad. Fantaseo con la democracia como vírgenes con noches de pasión.
Collage existencial
Dictaduras mentales, la supremacía del cerebro humano; el Opio de la razón y el conocimiento. Magna Cum Laude en disociación y falta de cordura. Un botiquín de prejuicios e incoherencias. Colillas de cigarrillos que huelen a dudas existenciales. Mi ciudad provoca crisis de ansiedad al Gran Yo Soy.
Suela creacionista
Entre relámpagos y Colón, un triángulo viralata se convierte en la piedra angular del latino
Las Cayenas son esa cúpula de huracanes para una tierra con hambre
El Ruiseñor, la gota de sangre para el vuelo de la paz
Y
Las lomas, esa retórica para un pueblo con falta de elegancia a la hora de hablar.
En un cosmos repleto de existencia, la partícula de dios queda sin evidencia. Limitarme a creer en el cielo o en infierno, mientras desde un agujero negro veo el meteorito que destruye a mis ancestros.
Tierra de dios, tierra de nadie. Seguir los principios religiosos que inculcaron a mis ascendentes, quitarle a Atabey (diosa) y ponerle uno que exige adoración en cada exhalación. ¡NO! Te puedes llevar mi oro pero a mi dios no.
Mis versos, ese desorden cognitivo.
Una ambivalencia: Ron y Agua.
¡Oh! Noche hostil, sin estrellas, con un silencio que cala hasta los huesos, con un frío que se posa en mi ventana.
Una pesadilla sonara toca mi puerta.
"Oh, buen Legba, escúchame: ábreme la barrera." consigo conexiones directas con los esclavos Africanos.
Esta noche llena de fantasmas, le gana a mi insomnio.
Un puñal bisiesto baila por la coronilla de mi cama, escribe su nombre en latín y me araña la espalda. En el barrio una derrota se corona; los cadáveres del mar hacen un ritual con mi cintura.
En un aliento crucial caí seducida por Eros.
Sufrí otra recaída: Dejé que entraras en mi piel.
¡Oh, libertad entrañable!
¿Donde te escondes?
En los balcones de la guerra alzas tú voz
En medio del toque de queda te proclamas reina
Vestida de negro danzas con el alza del gas
En medio de cultos selectivos estás
Te ríes de los que creen tenerte en una tierra encadená.
República Dominicana
Ojos larimar, piel caribeña.Tan siglo 15 y ambigua, tan siglo 20 y moderna. Tan agreste y profanadora de sueños. Gracias por brindar tu imagen a lugares que no conoce la poesía, por brindar estrechez económica a quien te proclama musa. Un sacrificio más que vulgar: Comodidades a cambio de escasez lírical.
Los proxenetas de mis musas ciegas, me ofrecen áloe vera para las heridas del alma. Las noches de tabaco y ron le cantan baladas a la vida, a la muerte y al despojo de ambas. Vivo por inercia mientras trato de seducir a la muerte. En el Caribe, hasta a Caronte se le pide bola. "¡Hey flaco, llévame allí!".
Bienvenidos al Jolgorio Tropical Infernal, con Papá Candelo como anfitrión, San Quintín es quien trae a la gente y Santa Marta pone el ron. Una orquesta típica hace sonar los tambores, todos bailan, nadie se monta "esa gente ta' muy ocupá armando su bonche"- dice el artista invitado mientras se pone un pañuelo anaranjado. Una fiesta sin sacrificios ni altares, de tú a tú con los grandes. Semejantes, sin refre'co rojo ni pesos.
Al final, todo se acabó por un botellazo que le dieron al pobre Papá Candelo.
Las arrugas de mis sábanas, son ese pasadizo secreto a una memoria jamás extinta. Los recuerdos andan tirados en el piso y pegados a las paredes.
Mi habitación habla sola.
Todo grita, menos yo.
El tiempo no hace más que romper, mientras la noche juega con monopolios y lagunas sexuales; una capital se deja profanar, mientras lame las heridas que ocasionaron los cuerpos del ayer. El proletariado pálido y teñido de náuseas oscuras, alza su bandera, mientras declara su derrota. Ya no hay paz, ya no hay guerra, solo hay sumisión: Una dicotomía política.
En un suspiro de ojos cerrados y caricias desesperadas, estabas tú; a la espera del clímax de una existencia impredecible te encontrabas.
Despertaste en un exclusivo lugar: el útero de La Vía Láctea. Descansabas encima de estrellas fugaces y rituales cósmicos.
En un parpadeante absorber del deseo, llegaste al Caribe, para entregarte a mí. El cielo es una simple metáfora cuando veo tus ojos esmeralda.
¡Ha muerto, la mataron!
¿Ha sido una coincidencia o una conspiración?
¿Ha sido a la luz de la desesperación o en la oscuridad de la corrupción?
¿Fue con arma blanca o con escopeta?
¿Estaba vestida de blanco y etiqueta?
¿A quién mataron? ¡Por favor contesta!
Ha muerto la justicia en manos de la impunidad, bajo mandato de corruptos con máscaras de moralidad.
Le lloro al cuerpo bronceado de la noche, le cuento a la luna sobre tu adiós; me confieso ante las estrellas que extraño tus manos de seda y tu sabor a guerra.
Invoco al íncubo que sin mascarilla me posee.
Adormecida en el silencio, ronroneo por los techos
Ondeo mis uñas de gata feroz, mientras
Nombro entre ruinas que no necesito de un adiós.
Me hago el amor, entre tanto, allá afuera suena un 115 en medio del toque de queda.
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