"Más allá de la medida": 11 microrrelatos del Museo de la Palabra.

"Más allá de la medida": 11 microrrelatos del Museo de la Palabra.



El Museo de la Palabra es una organización privada de carácter cultural perteneciente a la fundación César Egido Serrano, que fomenta la creación literaria a través del microrrelato. 

Aquí compartimos 11 de los que figuran dentro de la primera antología publicada y compartida de manera gratuita desde su página web http://www.museodelapalabra.com/es/.



MICRORRELATOS:


LENGUAJE DE CRUCIGRAMA

Sujetando entre sus finas pinzas la albísima y odorífera pitiminí que su galán le otorgó en señal de eros, Clarisa aplicole un dúo de tiernos ósculos en plena napia a la robusta rubeta, que parecía fenecer sobre la ardiente sábula del yermo.
Léase:
Sujetando entre sus dedos delgados la rosa muy blanca y perfumada que su novio le regaló como muestra de amor, Clarisa le dio dos besos tiernos en plena nariz a una robusta rana que parecía morir sobre la ardiente arena del desierto.

Alicia Balzo Pellicier. (Chile). 


CONFIANZA

  Tras la persecución de la que fue objeto se resignó y se entregó.
  El pobre no sabía a qué iba a enfrentarse y con confianza alargó el cuello como queriendo ver más allá.
  El hombre no le dio tiempo y su cabeza fue a parar con las otras al recipiente de la basura.
  En menos de un minuto lucía su desnudez avícola en la olla del caldo.

Alicia Susana Crespo (Argentina).


LOS PECES SUEÑAN

Los peces sueñan, por eso pinto la casa de azul y acerco la pecera a la ventana (ninguno notará dónde el cristal principia y dónde el mundo acaba). Desorientados, confundirían los azules: entrarían y saldrían del cielo (o del agua); no sabrían si volar o nadar. La libertad también se confunde, se vuelve cada vez más azul. Se desparrama por la casa, gotea por las paredes, se fuga por la ventana y cae en los sombreros de las señoras o en la copa de dos borrachos. Así, la pecera se vuelve cada vez más pequeña y el azul cada vez más grande para los peces de colores que no conocían la libertad.

Lucía Clara Di Salvo León (Argentina).


LA IGLESIA

La iglesia del pueblo estaba cerrada, los habitantes esperaban ansiosos afuera, todos menos una. Ella: la panadera huérfana que vivía al final de la calle. El cielo amenazaba con lluvia. Era la hora de la primera misa del domingo, nunca el padre se había demorado en abrir. Las campanas no repicaron.
Las palomas revolotean curiosas algunas y otras lo miran todo, desde las cornisas. Ellas saben que desde hoy, no habrá ni misa ni pan.

Esthela García (Ecuador).


SECRETOS DE PAREJA

Y después de todos esos años, un día, al fin, empezamos a desconocernos. Desde entonces nos amamos con cordura.

José Luis Gotor Trillo. (Reino Unido).


LA CAJITA DE NÁCAR

Consciente de mi ausencia, decide curiosear entre mis cosas. El diario resulta demasiado personal para mi madre, que se emociona al descubrir la pequeña cajita de nácar que en su día albergó los pendientes de la abuela y hoy da cobijo a media docena de condones. Tras el hallazgo se queda sin aliento y deja cada cosa en su sitio.
A mi regreso me percato de la palidez de su rostro. «¿Estás bien?, ¿quieres decirme algo?», le allano el camino. «¿Dónde demonios has puesto los pendientes de la abuela?», esquiva nerviosa. La miro incrédula y respondo: «Los llevo puestos».

Mamen Iglesias Manjón (España).


MONOS

Un mono pálido más allá de la reja pela un cacahuate, tira el interior, mastica la cáscara. Yo observo curiosa, él me mira en la tristeza de los ojos y sé que al hacerlo reconoce la carga del grito guardado. El mono esboza una sonrisa sarcástica y escupe la cáscara masticada, lo miro queriendo tragar las lágrimas que me calientan las orejas; él parpadea y con un aullido estridente, salta de rama. Me quedo impávida atisbando al vacío y con el rostro exhibiendo los barrotes que lo marcan.

Martha Regina López Morales (México).


MIEDO

Sobre cien mil castillos sumergidos, del cristal su luminiscencia, hacia la grandeza imponente que rodea la bahía del Toro. Isla Victoria, oscura sombra del agua en verano, sobre blancos arenales y agudas gaviotas arañando el cielo.
Y nadas, hacia las cumbres eternas, hacia un cielo de inminente claridad, y descubres que la paz conserva la textura de febrero.
Entonces te sumerges en el que quizás sea tu último día perfecto.
Así transcurre el sueño para los hombres que se niegan a los espejos por no poder soportar la vigilia de su mirada.

Pablo Andrés Ohde Mainer (España).


EL LOBO AÚN ANDA SUELTO

Un par de manos grandes hurgan, tocan a tientas y desmiembran. Una explora arriba, manoseando los botones que apenas florecen y la otra abajo, abriendo labios plegados, buscando caminos nuevos, ahondando en el túnel sellado. Los dedos son cerillos que tratan de prender al contacto. Las llamas lo queman.
—¿Te gusta, Adrianita?
—Sí, papá. ¿Ahora me quieres más?
—¡Claro, pero recuerda que es nuestro secreto!
Y el lobo, quitándose el disfraz de padre, se aleja.

Zulma Ivette Quiñones Senati (Puerto Rico).


LA CAJA DE ZAPATOS

No lo podía creer. Toda su inútil existencia había valido la pena por ese momento. A sus cuarenta años no tenía ningún logro del que presumir, pero sí un hallazgo único que ningún ser humano había tenido el lujo de disfrutar: dentro de la caja de zapatos que estaba por desechar se encontraba un hombre idéntico a él pero de una estatura diminuta. El encanto terminó cuando escuchó que el techo de su apartamento crujía para abrirse. La luz del día lo cegó momentáneamente, pero al poco tiempo la cubrió la cabeza de otro hombre gigantesco idéntico a él que lo miraba con una sonrisa incrédula.

Alberto Rojas Eguiluz (México).


IGUAL QUE TODOS

—Hay cosas que alguien tiene que hacer —me dijo, quitándose la ropa con naturalidad—. Yo soy puta.
Y entonces ya sentí vergüenza de decirle que era yo poeta; que había leído a Rilke, a Vallejo y a Rimbaud y el resto del discurso que había venido preparando a lo largo del trayecto hacia el hotel, con el propósito de soltárselo antes de meternos en la cama, para que no fuera a pensar que yo era igual que todos.

Reynaldo Soto Hernández (USA).

Todos los textos han sido extraídos de la antología "Más allá de la medida", 1er Premio Internacional de Microrrelatos Museo de la Palabra, de la fundación César Egido Serrano.  
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